Hoy vamos a hablar de otro Lewis, un Lewis muy diferente al de la entrada anterior.
Percy Wyndham Lewis era la formidable energía detrás del movimiento británico vorticista. Tras la ruptura de sus padres, en 1893, vivió en Londres con su madre.
Estudió tres años, desde 1989 en la Slade School of Art y después pasó seis años viajando por Europa.
En 1911 se unió al grupo Camden Town Group, y, en 1913, a los talleres Omega. En 1914, la revista vanguardista Blast, de la que Lewis era editor, publicó su manifiesto vorticista.
No fue solo pintor, si no también escritor y periodista, un joven airado que junto a sus colegas vorticistas llevó el arte moderno a Gran Bretaña.
Más tarde se convirtió en un inadaptado reaccionario de derechas y en admirador del fascismo.
Su obra es siempre angular y torpe, como el propio artista. Sus primeras obras, enérgicas y originales, fueron de las primeras abstractas en Europa. También fue autor de dibujos y cuadros de gran fuerza sobre los campos de batalla de la primera Guerra Mundial (fue artista oficial de la guerra).
Destaca su habilidad para el dibujo y su personal y original uso de los estilos e ideas cubistas y futuristas. Su uso del espacio y las figuras es ingenioso y creativo, y su exploración del concepto hombre y máquina es interesante.
Bagdad. 1927. Oil on plywood. 183 x 79 cm. Tate Gallery, London.
Figuras danzantes. 1914. Pencil, ink, pastel, gouache and oil on paper. 21 x 50,2 cm. Private Collection.
Composición en malva y rojo. 1915. Pluma, tinta, clarión y gouache sobre papel. 35,5 x 25 cm. Museo Thyssen-Bornemisza.
La rendición de Barcelona. 1936-1937. Tate Gallery. Londres
Los vorticistas en el restaurante de la torre Eiffel. 1915
Mr. Wyndham Lewis como un tyro.
1920
Edith Sitwell. 1923 – 1935.
Froanna. 1940